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domingo

Llenándose de energía interior liberándose de cadenas mentales...

   Nadie que viva sujeto a grilletes de pensamiento podrá ser plenamente feliz. Desprenderse de las mentiras que nos hacen manejables es necesario para la libertad interna. ¡Recuerda: conoce la verdad y la verdad te hará libre!. (Y conoce mentiras, créelas y te restarán libertad)
1. Libérate: ¿crees ser “el guardián del mundo”?. Tienes derecho a no colgarte las culpas de los demás.
            ¿Qué significa esto?: Cuando ayudamos, cooperamos, somos condescendientes, servimos a otros demostramos nuestra riqueza interior; pero esta riqueza interna se pierde cuando se hace a la fuerza, por presión o manipulación de otros. Por esto, llego la hora de madurar. Tienes derecho a decir “no” cuando otro trate de obligarte a pagar por sus culpas: “dame dinero, hace esto, sacrifícate, cuídame, no me dejes padecer, porque o si no…”  ¡mucho cuidado! Quieren hacerte sentir responsable de algo que tu, definitivamente, no eres. Millones sufren por creerse culpables del malestar de un ser amado. Muchos padres con hijos conflictivos, tienen una daga clavada en el corazón por creer y sentir que fue culpa de ellos. Es verdad: lo que hacemos puede cambiar el rumbo en la existencia de otros, pero es muy, muy raro ser responsables de su tragedia. Todos podemos rectificar nuestro camino: y tú no eres responsable si alguien no lo hace.
            En definitiva, “libérate de la presión del sufrimientote otros”. Tus familiares no son tú: su vida no es tu vida. Ellos tienen su propio proceso de crecimiento y necesitan cierto dolor y desafíos aunque no lo entiendas.
            Cuando aceptamos que no somos los guardianes de la humanidad, y que el sufrimiento ayuda al crecimiento de quien lo padece, y que no hay nada malo en el dolor, pues éste nos hace mejores, es básico para liberarse interiormente.
            Recuérdalo: las culpas de otros son de ellos. Más aún si te obligan por ello, porque entonces no harás el bien por servir o por tu propósito en la vida, sino por ser un  manipulado, y nadie puede manipular a una persona madura e inteligente.

2. Libérate: no es tu obligación ser “perfecto”. Tienes todo el derecho a equivocarte y pagar  el precio de tu error.
            ¿Te equivocaste?, acéptalo y no te defiendas ni busques justificaciones: escúlpelo con fuego en tu interior: tienes derecho a equivocarte, pues no eres perfecto, sólo paga el precio merecido de tu error y deja de culparte y de ser un orgulloso que nunca asume.
            Tal como es bueno que todos aprendan de sus tropiezos, tú también, pues tus propias caídas te hacen una persona mejor, madura y humilde. Es parte de crecer en la vida aceptar que siempre cometerás errores y no te sientas mal, ni te inhibas para tomar nuevos riesgos, no te culpes, no seas irresponsable tampoco, más bien: continúa libremente moviéndote, realizando tus proyectos, actuando con fuerza, y aprende, para ojalá no volver a caer en ese mismo error sin culparte ni exigirte a ti mismo ser “perfecto”.
Por supuesto, los errores producen dolor y debes enfrentar responsablemente las consecuencias dolorosas. Por ejemplo: caminas por la calle distraído y te estampas con un poste… tienes derecho a golpearte la cabeza con todos los postes de la ciudad (aunque suene chistoso) hasta que, por fin, aprendas a esquivarlos, pero si te enojas con el poste o contigo, y lo pateas con frustración... ¿te sirve de algo?, ¿te quita o te resta energía pensar así?, el golpe duele pero es el precio… así que págalo con gusto y aprende la lección. Cada error tiene su precio y  es mejor aceptar pagarlo gustoso: ya sea con dinero, dolor físico o emocional, con trabajo, etc. Es la única forma de aprender.
            Mucho OJO: No faltará aquel que se ría y te diga que eres “torpe, bruto, estúpido…”. No creas sus mentiras de que tú eres así porque cometiste un error; calificar a cualquiera con un “eres” usando adjetivos denigrantes es una insolencia enorme. Y como dice el dicho “Para ensuciar a alguien con barro, debes empezar tu por ensuciar TU propia mano”. No te permitas estigmas permanentes, arráncatelas con decisión, porque tú no eres nada de lo que te has equivocado, al contrario, sólo erraste y puedes aprender de eso. Tú eres, en realidad, el gran ser humano que quieras ser: un triunfador en potencia. De eso se trata el siguiente punto:

3. Libérate: Vales más que todo el oro del mundo, y tu potencial es infinito.
            A propósito: mucha gente te dijo “eres…” producto de tus errores, ya sabemos que sólo son errores que ni siquiera ameritan culpa, pero hay mucho más: pensar con verdad y así ser libre, implica saber que tu autoestima debe ser alta porque tú eres un alma, irrepetible, única, eres vida, tu valor está ahí, no en lo que tienes, (los que creen tener valor por sus pertenencias, están en realidad desvalorándose) y como tal, vales más que cualquier otra cosa, y más aún, tienes un enorme poder llamado “potencial”.
¿Qué es el potencial? En resumen: Si te pido “parte una manzana y dime cuantas semillas hay en su interior”, en efecto, será sencillo, pero si te pregunto, ¿Cuántas manzanas hay en esta semilla de manzana?, la respuesta es… ¿1000?, ¿100.000?, ¿Un bosque?... y eso implica más que sólo manzanas: implica alimentos, oxígeno, sombra, vida, paisajes hermosos, etc… sólo por una semilla.
            Así, tú vales mucho más que la semilla, porque eres vida, porque tu lugar en el universo es único e irrepetible, y además, tienes potencial de levantar una generación, una familia, servir a muchos, realizar libros, soluciones concretas para la humanidad, puedes dar trabajo a gente en necesidad, puedes llegar a ser y hacer lo que ni siquiera has pensado.
           
4. Libérate: no eres rígido (ni cerrazónico), tienes todo el derecho a cambiar tu parecer, tener una nueva opinión.
            Desde pequeños se nos enseña que una vez dicha nuestra opinión, ya no podemos retractarnos… ¿recuerdas?
            No rectificar tu camino por miedo al que dirán, a su enojo o desaprobación, es infantil e irresponsable. Libérate: la rigidez es una excelente cadena para un manipulador porque te obliga, te ata a decisiones que en su momento fueron buenas, pero ahora no lo son más. La gente y las circunstancias cambian; todo cambia, y lo que era conveniente bien puede no serlo a la luz de nuevas ideas: por eso tienes derecho a cambiar tu opinión.
Ejercer este derecho tiene un precio.
            Puede que pagues pérdida de cosas materiales, retroceder el camino andado, enfado en otros, etc… es ahí cuando no debes mirar que pierdes, sino que ganas, para actuar después con los pies en la Tierra según sea mejor. No te creas atado sólo por afirmar algo. Ésas son estupideces.
            Si adquiriste algo y no te gustó, devuélvelo; si anunciaste hacer una empresa y luego te das cuenta que te beneficia otra, “echarse para atrás” no será muestra de inmadurez sino de todo lo contrario.
            Por supuesto pocos lo entenderán. Pero mucho cuidado: no confundas tu derecho con irresponsabilidad o falta de palabra o compromiso con valores, porque eso si que es grave y muy bajo; mal entendiendo y mal usando tu derecho, crearás un espacio de permisividad en tu vida mal entendido y sumamente peligroso del cual puedes pagar caro.
Pero cuidado con esto también: muchas personas, en valores y compromiso mal entendido, se esfuerzan por defender una posición aún sabiendo que es equivocada: busca el equilibrio, se sabio y criterioso, libre, no soportes situaciones terribles cuando por dentro quieres cambiar y librarte de las presiones que se aceptaron en otro momento. Recuérdalo: tienes derecho a cambiar de opinión.

5. Libérate: no puedes saberlo todo. Es tu derecho decir “no sé” y “no entiendo”.
            Los cerrazónicos tratan de hacer sentir mal a otros demostrando cuán ignorantes son. “Pero nadie nace sabiendo, ni muere sabiéndolo todo.”
            Te preguntan: ¿Leíste X libro, conoces X personaje, te enteraste de X noticia?, y lo hacen para que caigas en algún error para echártelo en cara... no necesitas fingir; arráncate la mentira: tu derecho es decir “no séo bien no entiendo”.
            Si te preguntan qué piensas de algo que ignoras, no hay problema, contesta con un simple NO SÉ. Si alguien te exige entender algo que te suena ilógico, expresa tu derecho y di que no entiendes, y no accedas hasta que te explique claramente. Si alguien está enojado y no sabes porqué, dile francamente que no entiendes su actitud. Observar atentamente, aprender, reconocer una y otra vez que no sabes para hacer que los demás te expliquen, es el secreto de los sabios.
            Si no sabes o no entiendes algo, dilo, sólo así aprenderás algo nuevo y ese día tendrá más sentido para ti.

6. Libérate: tienes derecho a no dar una explicación, no te creas un “inculpado”.
            Al no hacer lo que otros quieren, te intimidarán para que te defiendas. Porque siempre que ejerzas tus derechos al:
- Negarte a cargar con las culpas de otro.
- Cometer errores y pagar por ellos.
- Sentirte Valioso, feliz, con autoestima.
- Cambiar de opinión.
- Decir “no sé” y “no entiendo”.

            Alguien por ahí con complejo de inspector de colegio legalista te va a exigir una justificación. Cuando tú señales que no dirás la razón, volverá a tratar con otro “¿porqué?”. Si respondes, el manipulador tendrá una razón para hacerte parecer tonto y te convertirás en un “inculpado”. Oye, libérate de ese complejo. Tienes derecho a no dar una explicación.
El manipulador trata de que aceptes sus condiciones, pero no te enojes; manifiesta tu verdad serenamente y con perseverancia sin explicar nada. Frente a una persona de mente cerrada que insiste en manejarte, necesitarás ser tenaz, sin enojarte, diciendo clara y reiterativamente lo que deseas. No hay que discutir convencerlo con argumentos. Sólo manifiesta lo que quieres, como una grabadora que repite lo mismo, porque la perseverancia exenta de ira desarma y hace ceder aún de mala gana.
La fórmula, la clave es persistencia con serenidad. ¡A no olvidarlo!: Haz oídos sordos al manipulador, aunque sea 20 veces… sin caer en el juego de contestar las preguntas o dar explicaciones y excusas.

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