Hydroaysén: ¿Qué se oculta?

Es lógico que una transnacional se defienda de acusaciones y cuestionamientos en contra de uno de sus proyectos más emblemáticos… veamos porqué y lo que no se han atrevido a informar… 
¡atentos! porque no corresponde desinformar con el enorme manejo comunicacional que se ha dado sobre este asunto y mucho menos desacreditar la verdad con mentiras, o de criminalizar la protesta social, porque no hay nada más democrático, que un pueblo organizado luchando para mantener sus convicciones.

En relación al debate propiamente tal, cabe señalar que ninguna energía limpia es energía pura o completamente inocua. Pero las ventajas que nos ofrecen las  energías alternativas, limpias, baratas, en conciencia, especialmente en Chile, no tienen contrapeso.

¿Por qué? Primero: nuestro país tiene una ventaja comparativa en materia de generación de energía limpia; los recursos naturales para hacer realidad esta clase de energía son abundantes, ejemplo, Chile es uno de los países con mayor potencial para la generación de energía mareomotriz: la energía que proviene de las mareas. Se estima que el 10% de dicho potencial, permitiría reabastecer el sistema interconectado central, un dato que bien puede repetirse al medir la capacidad de generación de energía geotérmica (calor al interior de la tierra), solar o eólica (del viento), en nuestro territorio. OJO: dicen que los paneles solares no darán abasto… pero ya existe la tecnología y pronto saldrá a la venta paneles que tienen más del doble de la capacidad generadora actual de energía.

Segundo: el espacio que ocupa una central hidroeléctrica, en comparación con lo que ocuparían las energías limpias, es irrisoria: la primera únicamente ocuparía 1/4 del espacio utilizado por la segunda, pero si consideramos las variables: volumen, dispersión y utilización del suelo, pronto nos daremos cuenta que una central hidroeléctrica no solo ocupa una gran extensión a lo largo y ancho en línea recta horizontal, sino que además inutiliza al devastar inundando: en resumen, el espacio efectivamente ocupado es a lo menos equivalente a la extensión que ocuparía cualquier estructura construida para la generación de energía limpia. Sumemos a esto que la energía solar y eólica (ambas aludidas en la campaña de desinformación) pueden efectuarse de diversas formas, no sólo instalando paneles solares en el desierto, sino también en construcciones con altura en edificios de doble uso en la ciudad: se usan ambas energías sin problema.

Tercero, lo que acusa una enorme desvergüenza: un sector empresarial, testarudamente, quiere convencernos de lo bueno del proyecto Hidroaysén. No se necesita ser erudito para ver que en efecto, realizar Hiroaysén implica seguir pagando cara la energía consumida y producir la misma dañando el medio ambiente (nuestro medio ambiente sobre dañado como todos bien sabemos). Pero ahora, ¿qué pasaría de implementarse la generación de energía limpia? Esto significa una producción mucho más estable, limpia, económica y ecológica, duradera en el tiempo, por lo mismo se le denomina también a esta producción “recursos perpetuos”, porque el ciclo de producción de energías depende de factores externos, que no se vinculan -directamente- al grado de intensidad con que se utilizan dichos recursos, es decir, no importa cuanto “usemos” las mareas, el viento o el sol, siempre contaremos con ellos. Por el contrario, tanto el crecimiento de la población como la contaminación o destrucción de fuentes naturales de agua limpia, pueden fácilmente poner en riesgo nuestras provisiones de estos bienes, que se agotan rápidamente y han traído impensados males HOY. Esto, debe cambiar AHORA. Dicen las propagandas “infórmate de verdad”, dejando claro que son absolutamente sinvergüenzas frente a las evidencias que justifican y respaldan nuestro malestar como país: se menosprecia de un modo irrisorio nuestra protesta, como si verdaderamente no tuviésemos más ocupación que la de salir a las calles en momentos de ocio y deseo de hacer vandalismo… y eso no representa el trasfondo de la discusión: Hidroaysén no debe ejecutarse, es el clamor de Chile… y de la naturaleza, por cierto.